Le dieron el último adiós a hermanas escolares que murieron en terrible accidente

Le dieron el último adiós a escolares que murieron en terrible accidente
Para Víctor Manuel Carbajal y Jessica Javier la vida no volverá a ser la misma. La imprudencia de un hombre les quitó a ambos la alegría de sus niñas. Ya no volverán a verlas. Ya no podrán abrazarlas, ya no podrán oír sus voces al despertar por las mañanas, ya no las verán enrumbarse al colegio ni trayendo la liberta con notas sobresalientes. Ya no. Nunca más.

Fue precisamente una imprudencia, una irresponsabilidad mortal al volante, la que despojó a estos angustiados padres de sus dos únicas hijas, Alejandra y Victoria, de 13 y 12 años. Ambas, como se recuerda, murieron el viernes, a eso de las 7:15 a.m., luego que la station wagon en la que se dirigían a su colegio, en San Pedro de Lloc, fuera impactada contra un ómnibus de Tepsa.

En dicho accidente falleció también la mejor amiga de ambas (y vecina, además), Carlita Maricielo Cabanillas.

Víctor y Jessica se encuentran ahora con el alma destrozada. Sus rostros lucen demacrados a causa de las lágrimas que no dejan de asomar a sus ojos.

Así se les vio a los dos ayer durante el sepelio de las menores, en el cementerio general de Pacasmayo. De más está decir que en ese lugar solo había espacio para la amargura, la desazón, la rabia, la tristeza. Era una extraña mezcla de emociones que solo sienten aquellos que han perdido a sus niñas, como Víctor y Jessica, y claro, también el suboficial en retiro Carlos Cabanillas Llicán y la profesora Silvia León de Cabanillas, papás de Maricielo.

En efecto, Alejandra y Victoria fueron sepultadas ayer, en medio de desgarradoras escenas. El sepelio se llevó a cabo a las 11.00 a.m. A Maricielo le dieron el último adiós el sábado, en el cementerio de Pay Pay, en Chepén, donde nació y pasó sus primeros años de vida.

HOMENAJE PÓSTUMO

Vale precisar que el sábado en la mañana los féretros de las tres menores fueron llevados al colegio Latino, en donde estudiaban, para un homenaje póstumo. Ahí sus compañeritos las recordaron como unas niñas aplicadas, responsables y alegres. Y lo eran.

Alejandra Julissa, por ejemplo, era la primera alumna de su salón. Ella cursaba el segundo de secundaria. “Era responsable y respetuosa; soñaba con estudiar ingeniería al terminar el colegio”, dijo uno de sus parientes.

Victoria, de otro lado, anhelaba convertirse en profesora como su madre. Ella compartía carpeta con Carlita Maricielo, en el salón de primero de secundaria. Ambas eran bien unidas, andaban juntas siempre, compartían sus secretos, se querían como hermanas. Quizá por eso el padre de Victoria dijo que había perdido a sus tres hijas en el accidente.

Maricielo también era la primera de su clase, y de grande quería ser policía, como su papá. “Siempre decía eso, que después de la secundaria postularía a la escuela de la PNP. Era una niña bien despierta, hacía amigos con amistad.

SENTIDO ADIÓS

Durante el sepelio de las hermanas Carbajal habló el profesor Deybis Castañeda Cotrina, en nombre del colegio. Castañeda hizo una breve reseña de Alejandra y Victoria.

Después tomó la palabra el acongojado padre de las niñas. Sobreponiéndose al dolor, Víctor Carbajal agradeció las muestras de cariño y aprecio hacia sus dos pequeñas; luego, tomando aire, dejando de lado las lágrimas por un momento, dijo: “Mis hijas fueron siempre unos ángeles, por eso el señor se las llevó”. Las tres escolares ya descansan en paz.