Asesinato de Ingenieros en Virú fue por Venganza y no por robo

NO FUE ROBO

Agentes de la Divincri que investigan el asesinato de Kleiner Jahziel Alberca Chinguel (25) y de Gregorio Alfredo Sánchez Rodríguez (24), los ingenieros que fueron hallados muertos con un balazo en la cabeza en Chao, descartaron que el móvil de tan salvaje crimen haya sido el robo del dinero que llevaban consigo para pagar al personal de la empresa contratista en donde trabajaban.

Los uniformados llegaron a esta conclusión al encontrar en la escena 600 soles distribuidos en tres sobres tipo carta, cada uno con un nombre escrito encima. Durante la mañana habían repartido sobres similares entre los obreros, de modo que aquellos eran los que últimos que quedaban; sin embargo, antes de que puedan llegar a dárselos al personal restante, fueron interceptados por los sicarios que finalmente acabaron con ellos.

Vale añadir que los maleantes tampoco se llevaron los BlackBerris de los muchachos, ni sus teléfonos personales ni sus calculadoras. Ambos tenían estos aparatos en sus bolsillos.

Otro detalle que llama la atención de los agentes y que descarta el robo es que en la camioneta ploma 4x4 donde fueron encontrados no había otro signo de violencia, por lo que se presume que él o los sujetos que les dispararon eran, al parecer, de su confianza.

Asimismo, el balazo que les metieron a cada uno en la cabeza descarta que se haya tratado de un atraco. Esto, al contrario, da cuenta de un acto de venganza. Pero ¿quién (o quiénes) quería ver muerto a los jóvenes, y por qué? Esta es la incógnita que aún no ha podido ser resuelta por la Policía, aunque el caso es manejado con absoluta reserva.

No obstante ello, se sabe que se levantará el secreto de las comunicaciones de ambas víctimas para saber con quiénes hablaron antes de ir a pagarle a los obreros.

Por último, trascendió también que el individuo que ejecutó a los ingenieros habría sido identificado ya por la Policía, pero se habría refugiado en Chimbote, aunque esta información no ha sido corroborada del todo.



GUARDAN SILENCIO

De otro lado, los cuerpos de ambos muchachos vienen siendo velados en sus respectivos domicilios, bajo el estricto silencio de sus parientes.

Sobre ello, se sabe que los restos de Gregorio Sánchez Rodríguez fueron llevados a Chimbote, de donde era originario, mientras que Kleiner Jahziel Alberca Chinguel, quien aún era practicante de la empresa, es velado en su vivienda de la manzana 29, lote 11, de la tercera etapa de Wichanzao, en La Esperanza.

Aunque sus padres no quisieron declarar a la prensa, sus vecinos comentaron que era un chico tranquilo, que siempre buscaba superarse, fue por eso que estudió ingeniería agrónoma en la UNT.

Además, dijeron que era un ejemplo para los chiquillos de su barrio, a quienes solía orientar.

“Era catequista en la iglesia San Juan María Villaney, y como tal, impartía las enseñanzas de Dios en la gente de nuestro sector, Wichanzao, en especial entre los jóvenes, que corren mayor riesgo de entrar en la delincuencia... no se merecía morir así”, comentaron.

Añadieron que siempre, a fin de año, hacía actividades para recolectar juguetes, ropa y víveres que luego repartía entre la gente más necesitada.

Kleiner Alberca era casado. Su esposa, Karen Briceño Miranda, hija de un suboficial de la Policía, llora ahora con desconsuelo lo que le pasó.

Como se recuerda, tanto él como Gregorio Sánchez fueron asesinados de un balazo en la cabeza cada uno, el sábado en la noche. La última vez que fueron vistos vivos, fue a las 2:30 p.m., en el caserío de San Jorge, en Chao, adonde habían ido a hacer unos pagos. Satelite