Jóvenes ingenieros son asesinados en Virú

¡QUÉ CRUELES!

Dos muchachos que hace poco nomás egresaron de la UNT, donde estudiaron la carrera de ingeniería agrónoma, fueron asesinados el sábado en la noche por unos delincuentes que les metieron un certero balazo en la cabeza a cada uno. Ambos desaparecieron aquel día en la tarde, pasado el mediodía, y fueron encontrados recién ayer en la mañana, en un desolado paraje de Chao, Virú, y aunque el caso es manejado por la Policía como un presunto robo, resulta extraño que los supuestos ladrones no se hayan llevado sus costosos celulares, ni sus computadoras portátiles ni sus calculadoras científicas. Tampoco se llevaron con ellos sus billeteras con dinero y tarjetas de crédito. Es más, el modo en que fueron ejecutados los jóvenes, de un solo disparo en el cráneo, habla, más bien, de una posible venganza.

Las víctimas, Kleiner Jahziel Alberca Chinguel, de 25 años, y Gregorio Alfredo Sánchez Rodríguez, de 24, fueron vistas por última vez en el caserío de San Jorge, en Chorobal, a unos 45 minutos de la comisaría de Chao. Según se supo, fueron a ese lugar para pagarle su jornada de trabajo al personal de “Infraestructuras Hidráulicas Arato Perú SA”.

Sánchez se desempeñaba como supervisor de esta empresa, y Alberca era practicante; ambos partieron del campamento de dicha firma a las 11:30 a.m., en la camioneta de placa T2P-855.

El plan de los muchachos era terminar con los pagos antes del anochecer y regresarse con las mismas a Trujillo, para así no andar tarde por los oscuros y peligrosos caminos agrestes de aquella zona rural, Además, Gregorio Sánchez tenía un compromiso familiar al que no podía faltar; sin embargo, la inesperada ausencia del joven en la cita turbó de preocupación a su padre, Edilberto Alfredo Sánchez Beltrán, de 44 años.

Angustiado porque su hijo no llegaba a casa y tampoco contestaba el celular, Sánchez Beltrán intuyó que algo andaba mal, de modo que no dejó pasar ni un segundo más y fue a buscarlo. Sabía que Gregorio había ido a pagar al personal y que por ello corría muchísimos riesgos, así que de inmediato se enrumbó a Chao.



DOLOROSO ENCUENTRO

Ya en el campamento de la empresa, el guardián le informó que Gregorio y su compañero habían salido por la mañana y que aún no regresaban. Entonces Sánchez Beltrán recorrió cada caserío de Chao en busca de su muchacho, y fue así como llegó a San Jorge, donde la gente le dijo que Gregorio había estado ahí a las 2:30 p.m. Aquella fue la última vez que ambos profesionales fueron vistos vivos.

No se sabe con certeza qué ocurrió después; a partir de este punto, la historia empieza a manejarse con sospechas e hipótesis, basadas, claro, en testimonios de personas que viven en los alrededores. Una de estas, por ejemplo, es una mujer entrada en años que vive en una precaria casa a poco menos de un kilómetro de donde fueron encontrados los fallecidos. Ella dijo que a eso de las 7:10 p.m. escuchó a lo lejos el motor de la camioneta, además de un ruido que parecían ser de dos motocicletas alejándose.

La situación le pareció extraña, por lo que del puro miedo se metió de inmediato a su vivienda y no volvió a salir de ahí sino hasta la mañana siguiente, cuando llegó su esposo y le contó lo que había escuchado.

Entonces ambos se llevaron una gran sorpresa al guardar silencio: tras quedarse callados, escucharon que aquel motor seguía sonando. Resulta que la camioneta había quedado encendida toda la noche, pero por cautela no fueron a ver qué ocurría; al contrario, fueron directo a la comisaría de Chao a dar cuenta de lo poco que sabían.

Varios agentes de esa dependencia llegaron al lugar y encontraron que, en efecto, la camioneta estaba encendida, así como las luces, y dentro, en los asientos de piloto y del copiloto, había dos hombres ensangrentados, cada uno con un orificio de bala en la cabeza.



¡ES ÉL, ES MI HIJO!

Quien también apareció por el lugar fue Sánchez Beltrán; el desesperado padre se había pasado toda la noche buscando a su hijo en cada rincón de Chao, y por fin lo encontró ahí, aunque muerto ya. Alguien le había disparado a su muchacho quitándoselo para siempre.

De más está decir que los gritos de desazón no se hicieron esperar. Sánchez rompió en lágrimas al ver a Gregorio sin vida. Lo mismo hizo Fernando Alberca Cabrera, padre de Kleiner, el practicante. Él se había sumado a la búsqueda guiado también por la preocupación. Su hijo tampoco llegó a casa el sábado, de manera que abordó un carro y fue por él.

De momento, la Policía maneja la hipótesis del robo. Se cree que los maleantes interceptaron a los ingenieros para robarles el dinero de los pagos; sin embargo, tal como mencionamos al inicio, resulta seriamente extraño que no se hayan llevado otros objetos de valor, como las laptos de ambos profesionales.

Asimismo, se ha dicho que, tras cerrarles el pase con las motos (las mismas motos que habría escuchado la mujer), dos de los facinerosos subieron en la camioneta, uno atrás de cada ingeniero, y a punta de amenazas los llevaron a un retirado paraje de San Jorge, a un costado del canal madre de Chavimochic, donde finalmente los ultimaron. Luego, consumado el homicidio, huyeron en las motos.

Sobre la identidad de estos facinerosos, no se dicho nada aún, aunque se baraja la posibilidad de que sean de ‘Los Cagaleches’, puesto que esta banda opera e impera en toda la provincia de Virú. El caso viene siendo investigando por la unidad de Criminalística de la PNP. Satelite
Jóvenes ingenieros son asesinados en Virú Jóvenes ingenieros son asesinados en Virú Reviewed by Valle Chicama on agosto 14, 2012 Rating: 5

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