El día que el Huáscar fue arrebatado de la marina peruana y lo que significó para el resto de la Guerra del Pacifico

La captura de la nave marcó el destino de las operaciones militares en el conflicto y dejó una huella imborrable en la historia nacional de Perú.

El monitor Huáscar, emblema de la resistencia naval peruana, fue el principal protagonista de un enfrentamiento que marcó un punto decisivo en la Guerra del Pacífico.

Este hecho, conocido como el Combate de Angamos, sucedió cuando el Huáscar, al mando del almirante Miguel Grau, fue capturado por la escuadra chilena, dándole a Chile el control absoluto del mar. Este control fue clave para el desarrollo posterior de las operaciones militares en territorio peruano.

En aquella jornada de 8 de octubre de 1879, a pesar de contar con el apoyo de la corbeta Unión, el monitor Huáscar se vio atrapado en una maniobra envolvente ejecutada por las naves chilenas Blanco Encalada y Cochrane.

La corbeta Unión, con mayor velocidad, logró evadir la persecución, pero el Huáscar quedó cercado y tuvo que enfrentar directamente a los poderosos buques chilenos.


Superioridad chilena

Emblema de la resistencia naval peruana, el monitor Huáscar. bajo el mando de Miguel Grau, protagonizó un crucial enfrentamiento en la Guerra del Pacífico, marcando un antes y un después en la historia naval del país. (Eugene Courret)

La flota chilena, compuesta por siete buques, demostró su superioridad tecnológica y logística, aunque no todas las naves participaron activamente en la captura del Huáscar.

Barcos como el Matías Cousiño, encargado de abastecer de carbón, y otros como el O’Higgins y el Loa, se concentraron en perseguir a la Unión. Sin embargo, el protagonismo del combate lo llevaron los blindados chilenos, que enfrentaron a la histórica nave peruana.

La captura del Huáscar no solo supuso el fin de las exitosas operaciones de intercepción que Miguel Grau lideraba sobre las costas chilenas, sino también un cambio en la estrategia bélica.

Chile obtuvo así una ventaja crucial en la contienda naval, consolidando su dominio en el Pacífico y asegurando sus rutas de abastecimiento. La incorporación del monitor Huáscar a su flota fortaleció aún más el poderío marítimo chileno.

Lo que pasó ese día

La jornada del 8 de octubre de 1879 comenzó en la madrugada, cuando las naves peruanas fueron avistadas por la 1.ª División Naval chilena, comandada por Galvarino Riveros.

Tras detectar la presencia de los barcos chilenos, Grau ordenó maniobras evasivas. El Huáscar se desplazó hacia el norte mientras el Unión, bajo el mando de Aurelio García y García, emitía grandes cantidades de humo para confundir a sus perseguidores. La estrategia permitió ganar tiempo al monitor, pero la presión de la flota chilena no tardó en intensificarse.

Poco después, la segunda división chilena, compuesta por el blindado Cochrane, la corbeta O’Higgins y el transporte Loa, se unió al asedio. A pesar de los intentos peruanos por esquivar el cerco, la superioridad numérica y tecnológica chilena se hizo evidente.

García y García, consciente de la vulnerabilidad del Huáscar, optó por escapar con el Unión, dejando al monitor enfrentarse solo a las fuerzas enemigas.

Comenzó la acción

El combate entre el Huáscar y el Cochrane se desató a las 9:40 de la mañana. A corta distancia, ambas embarcaciones intercambiaron potentes andanadas de artillería. Uno de los primeros proyectiles peruanos logró impactar en el Cochrane, aunque sin mayores daños.

Sin embargo, el blindaje y la potencia de fuego del Cochrane prevalecieron. Un proyectil chileno atravesó la torre de mando del Huáscar, matando instantáneamente a Miguel Grau y a su segundo, Diego Ferré, un golpe devastador para la moral de la tripulación peruana.

El capitán Elías Aguirre asumió el mando del Huáscar, pero el monitor ya estaba severamente dañado. Con la embarcación rodeada por los blindados chilenos, el fuego continuo provocó más bajas y daños críticos. A las 10:48, el mando del Huáscar recayó en el joven teniente Pedro Gárezon, quien, viendo la desesperada situación de la nave, intentó abrir las válvulas para hundirla antes de ser capturada.

En manos chilenas

El intercambio de disparos se inició entre el Huáscar y el Cochrane a las 9:40 de la mañana, marcando el comienzo de un enfrentamiento decisivo en el Combate de Angamos. (Museo Naval del Perú)


Tras la captura del Huáscar, comenzó un capítulo triste para Perú. La búsqueda del cuerpo de Miguel Grau se convirtió en una prioridad para la escuadra chilena.

El teniente Gárezon fue quien finalmente localizó el cadáver entre los escombros de la torre de mando. La noticia de su muerte generó un profundo pesar en la armada chilena. Galvarino Riveros, en un parte oficial, destacó el valor y patriotismo de Grau, reconociendo su importancia como adversario.

El día siguiente, se llevaron a cabo honras fúnebres en homenaje a los caídos en el Huáscar, donde participaron altos mandos y tropas. La captura del monitor no solo significó la pérdida de un importante buque, sino que también debilitó la armada peruana y consolidó la supremacía naval chilena.

Este control del mar permitió a Chile ejecutar operaciones militares posteriores en territorio peruano, limitando las opciones de contraataque y reabastecimiento de las fuerzas peruanas.

El significado de la derrota

La búsqueda del cuerpo de Miguel Grau tras la captura del Huáscar generó un profundo impacto en la escuadra chilena, reconociendo el valor y patriotismo del adversario peruano. (Antonio Bisama Cuevas - Álbum gráfico militar de Chile: campaña del Pacífico: 1879-1884. Santiago de Chile: Universo, 1909)


Desde un punto de vista político, la victoria chilena influyó en los líderes de Perú y Bolivia, debilitando su posición en la región. En Chile, la captura del Huáscar resultó en promociones para Galvarino Riveros y Juan José Latorre, reflejando el impacto positivo de la victoria en la estructura militar chilena.

Por otro lado, el gobierno peruano declaró duelo nacional, reconociendo la magnitud de la pérdida de Grau, el que sería recordado como el mejor marino peruano de su tiempo.

En un acto de honor, el 27 de octubre de 1879 se emitió un decreto en Perú que estableció honras fúnebres de presidente de la república para Miguel Grau. Además, se determinó que el buque más potente de la Marina de Guerra peruana llevaría su nombre, un tributo a su legado.

Finalmente, el intercambio de prisioneros entre Chile y Perú fue otro acontecimiento importante que surgió tras el combate. Se llevaron a cabo negociaciones para canjear a los marineros peruanos del Huáscar por los chilenos capturados en otras operaciones.

Este protocolo fue firmado el 23 de noviembre de 1879, aunque el intercambio formal se llevó a cabo un mes después, el 8 de diciembre, reflejando el deseo de ambas naciones de restaurar ciertas relaciones tras la brutalidad del conflicto.

El combate de Angamos marcó no solo un punto decisivo en la Guerra del Pacífico, sino también un episodio memorable en la historia naval de ambos países, cuyas secuelas continúan resonando hasta hoy.´

La captura del Huáscar no solo impactó a la armada peruana, sino que también influyó en el panorama político, reforzando el dominio chileno y limitando las acciones de contraataque de Perú. (Marina de Chile)



Fuente: Infobae



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