Mineros ilegales pretenden reabrir socavones clausurados por la policía en Huamachuco

Mafias mineras contarían con apoyo de malos policías, dirigentes y pobladores de los caseríos que ocultan los explosivos en sus viviendas. 

Huamachuco. Las acciones para frenar el avance de la minería ilegal en Huamachuco, provincia de Sánchez Carrión, no son suficientes. Las mafias de mineros ilegales intentan reabrir los socavones que fueron cerrados en una reciente interdicción realizada hace dos semanas por las fuerzas policiales y la Fiscalía Provincial Especializada de Medio Ambiente en los caseríos de Coigobamba y Shiracmaca, en donde se incautó bienes usados para esta ilícita actividad valorizados en más de S/ 70 millones.

Los pobladores alertaron que las bandas de mineros ilegales, que operan en el bosque Polo (Coigobamba), Cahuadán y Cerro Cachito (Shiracmaca), nuevamente intentan retomar el control en sus centros de operaciones.  Prueba de ello, es que a los pocos días de retirarse el contingente policial, que ejecutó la interdicción en Huamachuco, se escucharon detonaciones de dinamita. 

El personal policial que se quedó en la zona registró mediante vídeos movimientos en el bosque Polo y en el cerro Cachito donde los delincuentes realizan trabajos para reabrir los socavones. Si bien la interdicción permitió clausurar más de 70 socavones, piques utilizados para la extracción de mineral aurífero y pozas de cianuración, la banda que dirige un tal Eusebio intenta levantar sus campamentos para seguir robando el  mineral.

Estas mafias están usando nuevas estrategias para seguir burlando la ley en Huamachuco. Según denunciaron los pobladores, han comprado la conciencia de dirigentes comunales y autoridades de algunos caseríos para que los defiendan cada vez que intervienen las fuerzas policiales. Incluso, contarían con el apoyo de malos agentes policiales que los ayudarían a pasar los explosivos y burlar los controles. 

Nexos

Prueba de ello, es que el lunes 17 de febrero se encontró gran cantidad de material explosivo dentro de las instalaciones del Departamento de Investigación Criminal (Depincri) de Huamachuco, dependencia policial que supuestamente combate la minería ilegal. Alfonso Oswaldo Asencio Angulo y Ronald Urrutia Castillo fueron los fiscales provinciales que denunciaron el ingreso irregular de explosivos.

Se hallaron 2,480 cartuchos de dinamita marca FAMESA, modelo EMULNOR 3000 7/8″, distribuidos en cuatro sacos de polietileno negro, 155 cartuchos en cada bolsa interna y un rollo de 500 metros de cable conductor (mecha) con la inscripción FAMESA que se utilizan en actividades ilícitas, como la minería ilegal y atentados. Según las investigaciones, malos policías serían los que pasan información a las bandas de mineros ilegales que operan en el bosque Polo, Cahuadán y Cerro Cachito, zonas donde intentan reabrir los socavones.

Mientras tanto en Coigobamba, donde los delincuentes que operan en el bosque, que pertenece a Fernando Polo Espejo, son los mismos que prestan sus casas para almacenar cal, cianuro, mercurio y dinamita. Sujetos inescrupulosos que salen a declarar a los medios sobre contaminación al Medio Ambiente y nunca señalan que la misma es ocasionada por los mineros ilegales. Guardan silencio sobre cómo se acumulan desechos químicos en un canal que alimenta diversos campos de cultivo en la zona.

Además, según versiones de los moradores de Coigobamba y Shiracmaca,  antiguos mineros, como Jorge Espejo presuntamente estaría utilizando a su hermana para seguir operando a pesar de tener sentencias judiciales en contra. Este sujeto es conocido por haberse dedicado a la minería ilegal y fue denunciado por tal delito. Durante la madrugada del 22 se observó el ingreso de un camión a la casa de su hermana Cecilia Espejo, trasladando, al parecer, varios sacos de mineral hacia Trujillo. El vehículo que tiene la placa TOJ- 931 fue monitoreado por las cámaras de seguridad que se “plantaron” en la zona luego de la interdicción. 

Finalmente, en el bosque de Coigobamba fue detectada la camioneta de Pedro Polo, sujeto que no puede controlar a los mineros ilegales que operan en el bosque perteneciente a su familia.